El Parque Nacional de Cabañeros reabre las rutas cerradas por las lluvias
El Parque Nacional de Cabañeros ha reabierto al uso
público las rutas cerradas por las lluvias. También han sido abiertas al
público las rutas del Chorro, Chorrera Chica y del Macizo del Rocigalgo, en Los
Navalucillos (Toledo), donde es posible volver a practicar el senderismo.
En estas rutas, el parque recomienda precaución en
los tramos que presentan humedad y que llevan hasta lugares tan interesantes
como las distintas cascadas que estos días bajan con un importante caudal de
agua.
La ruta del Boquerón del Estena transcurre por los
márgenes del río Estena y en su trayecto se cruza el río por un puente de
madera que ahora ha quedado anegado por el agua.
Poco después de empezar la ruta, se cruza también el
arroyo del Chorrito, cuya crecida no ha acabado de inundar el puente por el que
se cruza la ruta, pero sí ha dejado anegado de agua toda la zona por la que se
accede al mismo.
En esta ruta habitualmente los visitantes del Parque
Nacional de Cabañeros pueden disfrutar, además de un paisaje de mucha belleza,
de la vegetación típica mediterránea, de vegetación asociada a las riberas de
los ríos, de árboles de carácter norteño como el tejo o el abedul, de curiosas
formas geológicas originadas por la erosión y de huellas de las épocas en las
que esta zona estaba cubierta por el mar, hace más de 400 millones de años,
como las de un gusano marino gigante
Las rutas del Chorro, Chorrera Chica y del Macizo
del Rocigalgo transcurren por las zonas montañosas más altas del parque
nacional, en Los Navalucillos.
Se accede a ellas por una cómoda pista que atraviesa
un matorral mediterráneo de jara y brezo y, más adelante, el encinar cobra
importancia y domina las estribaciones del macizo del Rocigalgo.
Al cruzar por segunda vez el arroyo del Chorro, la
proximidad del cauce recuerda que la vegetación de ribera no entiende de
climas, y al frescor del valle, se pueden ver especies arbóreas como tejos,
acebos y abedules aislados.
Cuando el visitante se adentra en la ruta, se
encuentra con una senda de montaña que se abre paso a través de un denso
encinar, monte bajo y pedrizas que le llevan hasta una cascada de 18 metros de
caída y un pequeño rebollar escondido.
Si se continúa la ruta se puede acceder hasta el
Macizo del Rocigalgo, con una altitud de 1.448 metros sobre el nivel del mar,
que es la cumbre más elevada de la provincia de Toledo.
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